Thursday, March 26, 2009

EL MATRIMONIO PERFECTO Y EL CRISTO COSMICO


constituyen la síntesis de todas las religiones, escuelas, órdenes, sectas, logias, yogas, etc., etc., etc. Es lástima de verdad, que tantos que hallaron la Síntesis Práctica, se hayan salido de ella para caer en el intrincado laberinto de las teorías. Cuenta la tradición que en el centro del Laberinto existía la Síntesis, es decir el Lábaro del templo. La palabra laberinto viene etimológicamente de la palabra lábaro. Este último era un hacha de doble filo, símbolo de la fuerza sexual, masculino-femenina. Realmente quien encuentra la Síntesis, comete la más grande de las tonterías cuando se sale del centro y se regresa a los complicados corredores de todas las teorías que forman el laberinto de la mente. Cristo y la Magia Sexual representan la síntesis religiosa.

Si hacemos un estudio comparativo de religiones, descubriremos que en el fondo de todas las escuelas, religiones y sectas esotéricas, existe el falismo. Recordemos a Peristera, ninfa del cortejo de Venus transformada en paloma por el amor. Recordemos a la Venus Virtuosa, recordemos las procesiones del Dios Príapo en la vieja Roma augusta de los césares, cuando las sacerdotisas de los templos llenas de éxtasis portaban majestuosamente un enorme falo de madera sagrada. Con justa razón dijo Sigmund Freud, el fundador del Psicoanálisis, que las religiones tienen origen sexual. En el Matrimonio Perfecto se encierran los Misterios del Fuego. Todos los cultos al fuego son absolutamente sexuales. Las vestales fueron verdaderas sacerdotisas del amor; con ellas los sacerdotes célibes alcanzaron el Adeptado. Es lástima que las modernas vestales (las monjas) no conozcan la clave de la Magia Sexual. Es lástima que los modernos sacerdotes hayan olvidado la clave secreta del sexo. Sentimos profundo dolor ver a tantos Yoguis que ignoran la clave suprema de la Yoga, la Magia Sexual, síntesis suprema de todo sistema de Yoga. La gente se llena de horror cuando conoce la Magia Sexual, pero no se llena de horror cuando se entregan a todos los refinamientos sexuales y a todas las pasiones carnales.


Aquí tenéis querido lector la síntesis de todas las religiones, escuelas y sectas. Nuestra Doctrina es la Doctrina de la Síntesis. En la noche profunda de los siglos existieron poderosas civilizaciones y grandiosos misterios. Jamás faltaron sacerdotisas del amor en los templos. Con ellas practicaron Magia Sexual aquellos que se volvieron Maestros de la Logia Blanca. El Maestro debe nacer dentro de nosotros con la Magia Sexual. En el país soleado de Kem, allá en el viejo Egipto de los faraones, quien divulgaba el Gran Arcano (LA MAGIA SEXUAL), era condenado a pena de muerte, se le cortaba la cabeza, se le arrancaba el corazón y sus cenizas eran arrojadas a los cuatro vientos. En el país de los aztecas, hombres y mujeres aspirantes al Adeptado, permanecían tiempos enteros acariciándose, amándose y practicando Magia Sexual dentro de los patios de los templos. Quien derramaba el Vaso de Hermes en esas prácticas del templo, era decapitado por haber profanado el templo. Todos los sistemas de auto-educación íntima tienen como última síntesis práctica, la Magia Sexual. Toda religión, todo culto esotérico tiene por síntesis, la Magia Sexual (EL ARCANO A.Z.F.)

En los Misterios de Eleusis existían bailes al desnudo y cosas inefables. La Magia Sexual era la base fundamental de esos Misterios. Entonces nadie pensaba en porquerías porque el sexo era profundamente venerado. Los Iniciados saben que en el sexo trabaja el Tercer Logos.



Seguimos invitando a todos los lectores a que nos sintonicen en la radio :




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EL FALSO SENTIMIENTO DEL "YO"


“¿Cómo podría existir en nosotros el real sentimiento de nuestro verdadero SER, cuando esos YOES están sintiendo por nosotros y pensando por nosotros?”. “Lo más grave de toda esta

tragedia es que uno piensa que está pensando, siente que está sintiendo, cuando en realidad es otro el que en un momento dado piensa con nuestro martirizado cerebro y siente con nuestro adolorido corazón”. Vale la pena que reflexionemos sobre esta cuestión del sentimiento de sí mismos, conviene que entendamos a fondo la cuestión del falso sentimiento del “Yo”. Todos aquí, en el fondo de nuestro corazón, tenemos siempre el sentimiento de sí mismos, más conviene saber si este sentimiento es correcto o equivocado; es necesario, pues, entender lo que es este sentimiento del “Yo”.

Ante todo urge entender que las gentes estarían dispuestas a abandonar el alcohol, el cine, el cigarrillo, las pachangas, etc., menos sus propios sufrimientos. La gente adora sus propios dolores, sus sufrimientos; se despegarían más fácilmente de un rato de alegría que de sus propios sufrimientos. Sin embargo, parece paradójico que todos se pronuncien contra los mismísimos sufrimientos, que se quejen de sus dolores, más cuando en verdad hay que abandonarlos, en modo alguno estarían dispuestos a semejante renunciación.

Ciertamente, tenemos una serie de fotografías vivientes de sí mismos: fotografías de cuando teníamos 18 años, fotografías de cuando éramos muchachos, fotografías de cuando éramos hombres de 21 años, fotografías de cuando teníamos 28 o 30 años, etc., etc., etc. A cada una de esas fotografías psicológicas le corresponde toda una serie de sufrimientos, eso es ostensible, y gozamos examinando tales fotografías, nos deleitamos en narrar a los demás los sufrimientos de cada edad, las dolorosas épocas por las que pasamos, etc. Hay un gusto exótico, bohemio dijéramos, cuando narramos a otros nuestros dolores, cuando les decimos que somos gentes de experiencia, cuando les contamos las aventuras de muchachos, la forma como tuvimos que trabajar para ganarnos el pan de cada día: la época más dolorosa de la existencia, cuando andábamos por allí buscando los centavos para subsistir (¡cuántos dolores, cuántos sufrimientos!; con todo eso gozamos). Cuando estamos haciendo ese tipo de narraciones, somos verdaderamente bohemios entusiastas; en vez de deleitarnos en este caso con el alcohol, con el cigarro, nos deleitamos con la historieta, con la novela, con lo que dijimos, con lo que nos pasó, con lo que nos dijeron, con la forma en que vivimos, etc., etc., etc. Es una especie de bohemia bastante exótica que nos gusta; en modo alguno parece que estamos dispuestos a abandonar nuestros propios sufrimientos. Ellos son, pues, el narcótico que a todos nos gusta, el deleite que a todos nos agrada, y mientras más accidentada una vida, parece que nos sentimos más exóticos, más bohemios (cosa absurda, por cierto).

Pero observen ustedes que a cada situación corresponde un sentimiento, un sentimiento del “Yo”, del “mí mismo”: sentimos que somos, sentimos que existimos... En estos momentos están ustedes sentados aquí, escuchándome, y yo estoy hablándoles; ustedes sienten que sienten, tienen aquí, en el corazón, el sentimiento de sí mismos. ¿Y están seguros de que ese sentimiento es correcto? ¡Posiblemente que sí están seguros de eso! El caso es ese sentimiento que en este momento tienen: el sentimiento de existir, el sentimiento de ser y de vivir, ¿será el verdadero, será un falso sentimiento? Conviene que seamos un poquito reflexivos en estas cuestiones...

Cuando andábamos por allí, tal vez en las cantinas, o cuando deambulábamos por los cabarets, ¿tendríamos sentimiento? ¡Sí, es obvio que lo teníamos! ¿Y ese sería el correcto? A cada edad corresponde un sentimiento, porque uno es el sentimiento cuando se tienen 18 años y otro cuando se tienen 25; otro es el sentimiento de los 30, y otro el de los 35, y un anciano, indudablemente, tendrá su propio sentimiento. ¿Cuál de éllos será el correcto? Es algo tremendo esta cuestión del sentimiento de sí mismos, pues uno siente que siente, uno siente que existe, uno siente que vive, uno siente que es, uno siente que tiene corazón, y dice: “Yo”, “Yo” y “Yo”, porque son muchos los “Yoes”... ¿Cuál de éllos sería pues el exacto? Reflexionen ustedes un poco en esta cuestión; piensen que vale la pena tratar de comprender esta cuestión...

Si uno desintegra un “Yo” cualquiera, tengamos el del resentimiento con alguien, está contento de haberlo desintegrado; pero si el mismísimo sentimiento continúa, hay algo que está fallando en el Trabajo. Sencillamente, ésto nos indica que tal “Yo” que creíamos haber desintegrado, no se ha desintegrado, puesto que el sentimiento del mismo continúa... Si perdonamos a alguien, y más aún: si CANCELAMOS el dolor que ese alguien nos ha producido, y continuamos allá con un sentimiento igual, ésto nos está indicando que no hemos CANCELADO ese agravio, o ese mal recuerdo, o esa mala acción que alguien nos produjo; el “Yo” del resentimiento continúa vivo... Estamos tocando un punto muy delicado, puesto que todos estamos en el Trabajo de sí mismos, y sobre sí mismos... Cuantas veces hemos creído, por ejemplo, que hemos desintegrado un “Yo” de venganza, pero el sentimiento aquél que teníamos continúa; ésto indica, entonces, que no logramos desintegrar tal “Yo”, ¡eso es obvio!.

De manera que en nosotros existen sentimientos como “agregados psíquicos” o “Yoes” tenemos en nuestro interior. Si tenemos 10,000 “agregados psíquicos”, indudablemente tendremos 10,000 sentimientos de sí mismos; a cada “Yo” tiene su propio sentimiento. Así, pues, una pauta a seguir en nuestro Trabajo sobre sí mismos, es esta cuestión del sentimiento... Intelectualmente podremos haber aniquilado el “Yo” del egoísmo, ¿pero continuará acaso existiendo ese sentimiento de “primero Yo”, “segundo Yo” y “tercero Yo”? Seamos sinceros consigo mismos, y si continúa existiendo tal sentimiento, es porque el “Yo” del egoísmo aún existe. Así, pues, hoy los he invitado a ustedes a comprender esta cuestión del sentimiento...

Cuesta mucho trabajo que las gentes se resuelvan a entender la necesidad de desintegrar el Ego, pero más trabajo cuesta que entiendan lo que es el sentimiento, que suele ser tan fino, se escapa, es tan sutil... En todo caso, en el Trabajo sobre sí mismos, mis queridos amigos, hay tres líneas que debemos entender:

PRIMERA, el Trabajo sobre sí mismos, con el propósito de desintegrar los “agregados psíquicos” que en nuestro interior tenemos, viva personificación de nuestros errores. SEGUNDA, el Trabajo con los demás (debemos aprender a relacionarnos con los demás), y TERCERA, el Amor al Trabajo, el Trabajo por el Trabajo mismo.


Si deseas interiorizar profundamente en este y otros temas realcionados te invitamos cordialmente a sintonizar nuestra estación de radio:




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Friday, March 13, 2009

ENSEÑANZAS SECRETAS DE LOS NAHUAS


En Chiapas existe el pueblo de Tzinacatlán habitado por los tzoctziles (gentes del murciélago) de la familia maya y en el valle de Toluca el pueblo de Tzinacantepec. En el Popol Vuh (la Biblia Maya) el murciélago es un ángel que bajó del cielo para decapitar a los primeros hombres mayas hechos de madera, el murciélago celeste que aconsejó a Ixbalanqué y a Hunab Kú lo que debían hacer para salir victoriosos de la prueba de la caverna del dios murciélago. Encontramos al tzinacan (murciélago) dibujado en estelas, códices, y vasijas mayas con la librea del dios del aire. Se le ven el apéndice nasal y los dientes triangulares saliendo hacia abajo desde las comisuras de los labios. En los códices aztecas se le dibujaba en braseros, vasos y silbatos, siempre como los vampiros de tierra caliente del Sur de México.


La boca se caracteriza por los caninos y los incisivos inferiores tapados por la lengua que, en las urnas zapotecas, siempre aparece hacia afuera; las orejas grandes y bien formadas. Saliendo de las orejas, en forma de hojas, el tragus en jade; dedos cortos con garras hacia arriba para poder utilizar las ventosas de las palmas de las manos (las que le sirven al murciélago cuando se cuelga de superficies lisas) y su apéndice nasal en forma de silla de montar u hoja. Los templos nahuas en forma de herradura estaban dedicados al culto del dios murciélago. Sus altares eran de oro puro y orientados hacia el Este. El dios murciélago tiene poder para curar cualquier enfermedad, pero también poder para cortar el cordón plateado de la vida que une el cuerpo al alma. Los Maestros nahuas lo invocaban para pedirle curación para sus discípulos o para sus amigos profanos.


A la invocación asistían solamente iniciados que, en el interior del templo, formaban cadena alternando en ella hombres y mujeres sin tocarse las manos ni el cuerpo. Los extremos de la cadena comenzaban a ambos lados del altar y todos permanecían sentados en cuclillas con la espalda contra la pared. En el altar, flores recién cortadas, y a sus lados, sobre dos pequeñas columnas talladas en basalto, sendos braseros de barro pintados de rojo, símbolo de la vida y de la muerte. En los braseros ardían leños de ciprés (símbolo de inmortalidad) cuyo aroma se mezclaba con el del sahumerio de copalli, resinas olorosas y blancos caracoles marinos molidos. El maestro vestía la librea del dios del aire y maxtlatl alrededor de la cintura. De frente, levantando las manos con las palmas extendidas, vocalizaba tres veces el mantram ISIS, dividiéndolo en dos largas sílabas, así:


ISSSSSSSSSSSSSSS ISSSSSSSSSSSSSSS


Después, con un cuchillo de obsidiana con empuñadura de jade y oro, bendecía a los concurrentes y en silencio hacía la invocación ritual: «Señor de la vida y de la muerte, te invoco para que bajes a sanar todas nuestras dolencias». Silencio imponente sólo interrumpido por el crepitar del sahumerio; de súbito, un batir de alas y un aroma de rosas, de nardos, se extendía por todo el templo. De los braseros salía una flama que se alargaba como queriendo alcanzar el cielo, y el Maestro y los asistentes se postraban hasta poner en tierra sus frentes. La deidad nahua de la muerte (el dios murciélago) bajaba ataviada con la librea del dios del aire, o en forma de búho, a las pruebas fúnebres del Arcano 13. Trece escalones tenían las escalinatas de entrada a los templos de misterios nahuas y Huehueteotl, el Dios Viejo, tiene 13 mechones en su cabellera. Dentro del recinto donde se levantaba el Templo Mayor de Tenochtitlan existió un templo circular dedicado al Sol; orientado hacia el Este, su techo permitía que el Sol penetrara hasta su altar. En el muro interior del fondo de ese templo se hallaba un gigantesco Sol de oro puro, representación visible de la gran Deidad invisible, Ipalnemoani.


Su puerta de entrada era la boca de una serpiente con fauces abiertas; de sus comisuras, curvos y amenazadores salían los colmillos y, en relieve, sobre el piso, grande y bífida lengua salía de la puerta del templo. En el frontispicio del templo, en relieve, abiertas fauces de otra enorme serpiente de afilados colmillos simbolizando al monstruo contra el cual tenían que luchar los Adeptos de la augusta Orden de los Comendadores del Sol. Entre las cámaras secretas de este templo de misterios existió el tzinacalli (la casa del murciélago), espacioso salón con aspecto interior de sombría caverna donde tenían lugar los rituales de iniciación para alcanzar los altos grados de Caballero Ocelotl (tigre) y Caballero Cuauhtli (águila).


Sobre el dintel de la pequeña puerta disimulada en el muro interior del fondo de la caverna, la cual daba paso al templo, colgaba un gran espejo de obsidiana y frente a esa pequeña puerta ardía en el suelo una hoguera de leña de pino. El candidato a la iniciación era llevado al tzinacalli donde quedaba solo a altas horas de la noche. Se le había indicado que caminara a través de la obscuridad hacia la luz de una hoguera y que, frente a ella, hablara al guardián del umbral: «Soy un hijo de la Gran Luz; tinieblas apártense de mí». Los murciélagos comenzaban a revolotear y a chillar sobre la cabeza del candidato. La leña de pino se iba apagando, sólo quedaba en ella el rescoldo, cuyo fuego se reflejaba en el espejo. De repente, ruidoso batir de alas, un alarido aterrador y una sombra humana, con alas de murciélago y maxtlatl alrededor de la cintura, emergía de la obscuridad amenazando con su pesada espada decapitar al intrépido invasor de sus dominios. ¡Ay del candidato que retrocedía aterrado! Una puerta, que hasta entonces había permanecido hábilmente disimulada en la roca, se abría en silencio y en el quicio aparecía un extraño señalando el camino del mundo de los profanos de donde el candidato había venido. Pero si el candidato tenía la presencia de ánimo suficiente y resistía impávido la embestida de Camazot (el dios de los murciélagos). La pequeña puerta, oculta frente a él, se abría suavemente y uno de los Maestros se adelantaba a su encuentro para descubrir e incinerar a la efigie del candidato modelada en papel de amate y oculta entre las sombras de la caverna mientras los demás Maestros daban al candidato la bienvenida y lo invitaban a entrar en el templo.


Ritual que simboliza a la muerte de las pasiones de la personalidad del iniciado en su paso de las sombras a la luz. A través de las pruebas de la ordalía a que eran sometidos los candidatos a iniciados en las antiguas escuelas de misterios nahuas, el alma animal de éstos se retrataba a veces como murciélago porque, como el murciélago, el alma de ellos estaba ciega y privada de poder por falta de luz espiritual, de Sol. Como vampiros, los depravados y avaros se arrojan sobre sus presas para devorar las substancias vivas que hay en ellas y después, deambulando perezosamente, regresan a las sombrías cavernas de los sentidos, donde se ocultan de la luz del día como todos los que viven en las sombras de la ignorancia, de la desesperación y del mal. El mundo de la ignorancia está gobernado por el temor, el odio, la codicia y la lujuria. En sus sombrías cavernas vagan los hombres y mujeres que sólo se mueven al vaivén de sus pasiones. Sólo cuando el hombre realiza las verdades espirituales de la vida, escapa de ese subterráneo, de esa maldita caverna de murciélagos donde Camazotz, que muchas veces mata con su sola presencia, permanece oculto acechando a sus víctimas. El Sol de la Verdad se levanta en el hombre e ilumina a su mundo cuando este eleva su mente desde la obscuridad de la ignorancia y el egoísmo hacia la luz de la sabiduría y el altruismo. Símbolo de este estado de conciencia en el hombre son los ojos de águila que, sobre los dorsos de los pies de Coatlicue, tratan de ver hacia el infinito.


Magia Cristica Azteca Samael Aun Weor



Invitamos a todas las personas interesadas en profundizar en este y otros temas a incorporarse al ciclo permanente de conferencias desde nuestro sitio web radio:




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Sunday, March 1, 2009

EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA


Existen cuatro estados de conciencia posibles para el hombre: el sueño, la vigilia, la auto-conciencia y la conciencia obje­tiva. Imaginad por un momento, querido lector, una casa con cuatro pisos, el pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre, vive normal­mente en los dos pisos de abajo, pero jamás en la vida usa los dos pisos supe­riores.
El animal intelectual divide su vida dolorosa y miserable entre el sueño común y corriente y el mal llamado estado de vigilia, que es, por desgra­cia, otra forma de sueño. Mientras el cuerpo físico duerme en la cama, el ego envuelto en sus cuerpos lunares anda con la conciencia dormida como un sonámbulo moviéndose libremente por la región molecular (Mundo Astral).


El ego en la región molecular proyecta sus sueños y vive en ellos; no existe lógica alguna en sus sueños, continuidad, causas, efectos, todas las funciones psíquicas trabajan sin dirección alguna y aparecen y desaparecen imágenes subjetivas, escenas incoherentes, vagas, imprecisas, etc. Cuando el ego envuelto en sus cuerpos lunares regresa al cuerpo físico, viene entonces el segundo estado de conciencia, llamado estado de vigilia, que en el fondo no es otra cosa sino otra forma de sueño. Al regresar el ego a su cuerpo físico, los sueños continúan en el interior, el llamado estado de vigilia es realmente el soñar des­pierto.

Al salir el sol, las estrellas se ocultan, pero no dejan de existir; así son los sueños en el estado de vigilia, ellos continúan secretamente, no dejan de existir. Esto significa que el animal intelectual equivocadamente llamado hombre, sólo vive en el mundo de los sueños; con justa razón dijo el poeta que la vida es un sueño.
El animal racional maneja carros soñando, trabaja en la oficina, en la fábrica, en el campo, etc., soñando, se enamora en sueños, se casa en sueños; rara, muy rara vez en la vida, está despierto, vive en un mundo de sueños y cree firmemente que está despierto.


Ante todo, es necesario comprender que se está dormido, sólo cuando alguien se da cuenta cabal de que está dormido, entra realmente en el cami­no del despertar. Quien llega a despertar, se hace entonces auto-consciente adquiere conciencia de sí mismo. El error más grave de muchos pseudo-esoteristas y pseudo-ocultistas ignorantes, es el de presumir de auto-conscientes, creer además que todo el mundo está despierto, que todas las gentes poseen auto-conciencia. Si todas las gentes tuvieran la conciencia despierta, la tierra sería un paraíso, no habría guerras, no existiría lo mío ni lo tuyo, todo sería de todos, viviríamos en una edad de oro. Cuando uno despierta conciencia, cuando se hace auto-consciente, cuando adquiere conciencia de sí mismo, entonces es cuando realmente viene a conocer la verdad sobre sí mismo. Antes de alcanzar el tercer estado de conciencia, (la auto-con­ciencia), uno realmente no se conoce a sí mismo, aún cuando crea que él mismo se conoce. Es indispensable adquirir el tercer estado de conciencia, subir al tercer piso de la casa, antes de tener derecho a pasar al cuarto piso.


El cuarto estado de conciencia, el cuarto piso de la casa, es realmente formidable. Sólo quien llega a la conciencia objetiva, al cuarto estado, puede estudiar las cosas en sí mismas, el mundo tal cual es. Quien llega al cuarto piso de la casa, es fuera de toda duda un iluminado, conoce por experiencia directa los misterios de la vida y de la muerte, posee la sabiduría, su sentido espacial está plenamente desarrollado.


Invitamos cordialmente a todos los seres humanos a cambiar radicalmente su forma de pensar, decir y actuar ante los eventos de la vida con el despertar de su conciencia.


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