Wednesday, February 25, 2009

ACASO EL DOLOR ES POR MI CULPA?


Mucha gente se hace esta pregunta con frecuencia, se cuestionan si el sufrimiento por el que atraviezan en la vida ha sido su culpa o es culpa de los demás. Se culpan de haber destruido su matrimonio, se culpan del maltrato psicológico hacia los hijos, se culpan de todo. En otro caso, echan culpas a los demás de su situación, por lo regular estos supuestos “culpables” vienen siendo los hijos. Nada hay peor que descargar la furia y frustración contra seres indefensos pues nada tienen que ver con los problemas de los adultos.


Los hijos no son culpables de los problemas entre los padres aunque para nuestros adentros si lo sean, y es que en nuestra psiquis siempre habra una entidad viviente la cual busca al culpable de su malestar, tal entidad condena a quien no se pueda defender de sus acusaciones, mas culpar a un inocente de algun crimen no cometido es otro crimen aun mayor. Es terrible el maltrato psicológico que muchos padres infringen a sus hijos, no se dan cuenta del daño que le causan dentro de su psicologia, el niño se encuentra entre la espada y la pared, en el momento de la agresión dos sentimientos florecen en él, uno es el odio; otro el amor. Dos sentimientos encontrados hacen estragos en la mente infantil del menor.


El niño ama a sus padres y no sabe nada de los problemas que entre ellos hay. Es muy nocivo que los niños se enteren de problemas que no le pertenecen pues su mundo se reduce al juego, a las risas, a la diversión. Son felices estando al lado de sus padres, el estado emocional del menor es de alegria en esos momentos. El amor del hijo se manifiesta en plenitud cuando la madre o el padre lo abraza, son momentos que lo marcaran para toda la vida.


Esta imagen del abrazo y el sentimiento de amor que siente el niño al ser abrazado dejara una huella inborrable en su psicologia. Mas si el caso es todo lo contrario, o sea en lugar de recibir un abrazo o un beso, recibe un maltrato verbal y/o fisico tambien quedara grabado en lo mas profundo de su psicologia. El odio comienza a gestarse dentro del infraconsciente del menor y crecera dia a dia si esta practica violenta es frecuente. El ciclo puede ser roto si nos ponemos a reflexionar y meditar en nosotros sobre el origen de nuestras frustraciones, odios, venganzas, celos, enojos, etc. Si tan solo fuesemos mas directos en el juicio hacia nosotros mismos, estariamos en la condición de hallar al verdadero culpable de todos los problemas, encontrariamos que ese culpable es: uno mismo. Mas no es suficiente con hallarlo, se debe proceder a estudiarlo, comprenderlo y lo mas importante de todo es, proceder a eliminarlo, si queremos vernos libres de problemas, vernos libres de sufrimientos, y si queremos hacer felices a los demás, es urgente hacer una limpieza mental. Es urgente e inaplazable eliminar al verdadero culpable de todos los males que padecemos como seres humanos, ese culpable es el EGO.

Solo eliminando al ego de nuestro interior dejaremos de molestar a los demás, ya no habrá a quien culpar, no buscaremos a quien culpar de nuestros males, ni tampoco estaremos maltratando psicológicamente a nadie. Aprenderemos a vivir en armonia con nuestros semejantes, seremos mas felices. Recuerde esto, nosotros cosechamos lo que hemos sembrado.

Sin embargo pese a que la gente vive quejandose de los demás, casi nunca se queja de si mismo, le resulta mucho más facil señalar los defectos de otro que los propios. Esto se llama "falso sentimiento del YO", porque "cree" que los demás son culpables de lo que a ellos les pasa, viven en un mundo de egoismo que los ciega y no les deja ver mas allá de su nariz. Vale la pena que reflexionemos sobre esta cuestión del sentimiento de sí mismos, conviene que entendamos a fondo la cuestión del "falso sentimiento del Yo”.

Todos aquí, en el fondo de nuestro corazón, tenemos siempre el sentimiento de sí mismos, más conviene saber si este sentimiento es correcto o equivocado; es necesario, pues, entender lo que es este sentimiento del “Yo”.

Ante todo urge entender que las gentes estarían dispuestas a abandonar el alcohol, el cine, el cigarrillo, las pachangas, etc., menos sus propios sufrimientos. La gente adora sus propios dolores, sus sufrimientos; se despegarían más fácilmente de un rato de alegría que de sus propios sufrimientos. Sin embargo, parece paradójico que todos se pronuncien contra los mismísimos sufrimientos, que se quejen de sus dolores, más cuando en verdad hay que abandonarlos, en modo alguno estarían dispuestos a semejante renunciación.



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